#MisNotitas

#MisNotitas

Y no deja de doler, y no se refleja mi tez. El espejo me pisa y bajo mis ojos se desliza lo lejos que queda mi risa. Ha pasado el tiempo, despacio y deprisa, y el viento se ha llevado mi sonrisa y con ritmo lento, mi espacio. Y no dejan de doler en el calendario aún con los meses de ayer, el calvario, con los jueces del dolor que no crece y no perece, temerario. Y los días pasan lentos, y dibujan tormentos en el reloj, en los deseos, y los pensamientos van a un ritmo, y los lamentos y el cuerpo a otro distinto. La frustración quema el corazón, la condena abrasa la razón, la melena pierde su fulgor porque las medicinas, dañinas, cansinas, llenan la agonía de querer la recuperación y lucharla con tesón, pero no conseguirla, no con la prisa de la falsa intuición. Y es por ello que pierdo la razón, el carisma, y las sombras bajo mis ojos atisban el temor. Dudas de futuro, es duro, tiembla mi mundo y me ahogo en mi rumbo, pero de pronto, una chispa, una pista, que enciende una sonrisa pícara porque veo que la brisa me trae un destello de vida, ícara, y de mi filosofía, intrínseca en mi esencia, perfecta en mi sabiduría seca, resiliencia, que ya refleja lo que sé de mí: sé sobrevivir, sé sentir, sé resurgir… y aprendo paciencia, toda una ciencia, todo un reto escueto que me enseña evolución y redención, y que es la confirmación de mi superación, de mi mejora y de mi aurora. Aquí estoy, y es suficiente, latente y consciente, y voy, voy con todo de nuevo, voy a alcanzar mis sueños.

La belleza es mi clave

La belleza es mi clave

En la medida de mis posibilidades estoy tratando de enfocar mi día a día, en pequeños pasitos en mi recuperación, en cosas bonitas. Suena simple, pero no lo es. Es una especie de filtrado general y de enfoque de energía en crear una reconstrucción bella, rodeada de cosas agradables, de personas bonitas, de flores, de pequeños paseos en entornos atractivos, y de que cada gesto y cada decisión vaya reconstruyendo mi mundo de colores y luz, de tranquilidad, de paz, de belleza…

He empezado por comprar hierbas naturales que me ayuden a descansar bien por las noches (llevo casi 4 meses sin dormir bien y sin descansar y eso acerca más a la oscuridad que a la luz), y también otro remedio para reforzar la buena energía durante el día, la vitalidad y la agilidad física y mental. Hago todo lo que puedo por mi recuperación.

Cada día paseo lo que resisto, pero en entornos de nuestra sierra o del mar, planos, tranquilos, y en los que mis ojos aprecian hermosura y mis pasos se acercan q los 10K diarios recomendados. Parece poco y sencillo, pero para mi ahora es un mundo.

Arreglo mi casa a pedacitos, muy despacito, sin esfuerzos, y he cogido ayuda para lo que requiere lo que yo no puedo hacer, pero que todo se vaya limpiando y ordenando bonito. He comprado flores en el mercado de mi pueblo, para pintar de colores mi mundo. Incluso voy mirando y buscando en publicaciones y anuncios una nueva casa para mi, un nuevo hogar que también me reconstruya y me aporte una nueva perspectiva de vida y de luz, belleza, naturaleza… Busco una casita coqueta en la que volver a empezar, tras haber renacido.

Leo cosas bonitas, escucho música bonita y miro películas bonitas…

Cada mañana me visto y me arreglo para ver una imagen bella en el espejo.

Tengo largas conversaciones agradables con personas positivas de mi entorno y conmigo misma, y he dejado de hacerlo con personas que me roban esa energía ahora tan necesaria para mi, o que me aportan zonas oscuras, no, no son bienvenidos.

Quiero aprovechar esta reconstrucción para mejorar cosas de mi misma y mis autocríticas y autorreflexiones, y rehacerme a mi y a mi entorno más hermoso.

Quiero vivir en la belleza…

El tiempo es subjetivo

El tiempo es subjetivo

Hace ya dos meses que me operaron por segunda vez, que volví a nacer por segunda vez, y me parece que hace muuuuucho más.

Pretendía pedir ya el alta, pero me doy cuenta que no estoy recuperada, que dos meses, parezcan lo que parezcan, es muy poco.

Hoy, por ejemplo, he tenido un día muy malo, con bastante dolor, no sé si es por el tiempo (de la otra clase, me refiero al clima) o por alguna mala postura involuntaria, pero hoy duele.

Aún no puedo incorporarme a toda mi vida, he de hacerlo progresivamente, y necesito tiempo. Y sí, es en parte subjetivo, relacionado a actitud y percepción, pero debe ser desde un prisma realista, claro, y creo que a veces me creo más fuerte de lo que soy, aunque lo soy, pero debo ser más razonable y menos visceral.

El tiempo… hoy también hace un año que tomé una de las decisiones más difíciles de mi vida, separarme de alguien que me hacía mucho mal, y tratar de romper ese hilo rojo para siempre. Supongo que lo hice, que lo he mantenido, pero que no lo he conseguido del todo porque el hilo rojo es indestructible, y aquí sigo, pensando en él. No obstante, fue la decisión más sabia y coherente, aunque dura y dolorosa, pero no me merece. No obstante, a mi me parece que hace 1 minuto de eso, y no un año.

Ha hecho también un año recientemente que cambié mi vida laboral, y aunque también ha sido duro el cambio y la adaptación, a pesar de ello, siempre me he sentido en casa y en el lugar que debo estar y para el que me he preparado toda mi vida. Ahora hace poco más de tres meses que estoy ausente por mi dolencia, y me parece que hace muchísimo más, porque lo echo de menos. El tiempo…

Y otro tipo de tiempo, el relacionado al clima. También relativo, subjetivo, en una noche de San Juan en junio en la que ahora mismo os escribo desde mi sofá cubierta con una mantita fina, y en ese mismo sofá perdida entre estas palabras hace un minuto he mirado el reloj y un minuto después, había pasado una hora.

Hace también un año que se fue una persona que para mi siempre fue referente de nobleza, bondad, solidaridad, humildad y muchos valores más que admiro profundamente, Jordi, y le mando un abrazo y le regalo un pedacito de mi tiempo muchos días, en mis pensamientos.

El tiempo… relativo, subjetivo, a veces justo, a veces injusto, en ocasiones duele, pasa rápido o lento según se siente, efímero, eterno, intenso, aburrido, esperanzador, y a veces se escurre entre los dedos, como un reloj de arena… El tiempo, un bien de lo más preciado, y más en los tiempos que corren (valga la redundancia), en que dedicar tiempo a alguien es la mejor de las atenciones y regalos.

Yo ahora tengo tiempo, para reconstruirme, para reponerme, para reflexionar y para volver más fuerte… ¿cuánto tiempo necesitaré? No lo se, pero en cualquier caso se me hará largo…

Bucle

Bucle

Ya son unos dos meses que emprendí la aventura de operarme de nuevo, como un dejavú.

Una de las cosas difíciles, a parte del dolor, es luchar por no entrar en bucle en la cabeza. Todos te hablan de la actitud, del ánimo, y el papel tan importante que ejerce, y estoy de acuerdo, claro, pero el bucle es un mal aliado y es inevitable, y requiere un esfuerzo combatirlo que se hace minuto a minuto, hora a hora, día a día, en cosas muy pequeñitas, y otras más grandes.

Cuando te guías por la recogida de basuras de los vecinos para ubicarte en día de la semana, y no eres del todo consciente de si estás reposando la espalda en una siesta o es de noche, te das cuenta de lo importante que es crear pequeños rutinas y estrategias para que no te coma el bucle y no pierdas la cabeza.

Por eso, yo me propongo una pequeña gran agenda que me permite pelear, con acciones y citas que puedo asumir física, pero también mentalmente. No dormir bien y descansar durante meses porque dormir duele hace que una esté tan cansada y espesa, que intelectualmente no esté plena, por eso he de generar pequeñas rutinas en las que pueda poner piloto automático pero que me permitan realizar cositas que den resultados, y por ende, me hagan sentir bien y útil, resolutiva.

Por ello, cada día limpio una pequeña zona de la casa: una estantería o algún rincón que no sea muy pesado ni de gran esfuerzo o postura: hoy tocan los cubiertos; cada día pinto algún pedacito de mi cuadro numerado, porque es un momento creativo controlado en el que no tengo que pensar y que viene guiado con los números, hasta que la postura me lo permite; cada día duermo ratos, puesto que las noches son intermitentes; cada día leo un pedazo de libro, para tratar la concentración (aunque no duro mucho porque mi razón no se centra); cada día hago mi ritual de belleza con rosa mosqueta para combatir la cicatriz del cuello, y de paso extiendo a cara, manos, pelo…en mi piel seca por las medicinas; cada día riego mi jardín, en pequeños viajes de regadera para no llevar peso, pero que siga verde; cada día intento echar un ojo a las redes sociales para estar conectada con la comunidad y las personas de mi entorno, incluso publico algo de vez en cuando para sentirme parte de ella; cada día peleo contra el bucle y a favor del ánimo…

No se puede evitar que la mente se vaya muchos ratos de paseo a quién sabe dónde, hasta que algún mensaje mimoso de alguien te trae de vuelta. Gracias a Dios que te traen de vuelta, porque si no, una se perdería en su soledad, sus recuerdos, sus añoranzas, sus sueños no alcanzados, y se mezclaría con los colores de su cuadro, hasta quién sabe cuándo…

La cabeza en una situación así también hay que cuidarla, como se pueda, como se sepa, no hay un manual de instrucciones, solamente instinto y sentido común, ganas y perseverancia en que el bucle no sea de desidia, procrastinación, o desgana. Hay que guerrear por la motivación y por dar apoyo mental al plano físico de la recuperación, que es igual o más importante.

Pronto volverá mi vida, y los bucles serán otros menos dolorosos. Soy afortunada de estar superando esto de nuevo y de tener consciencia de todo.

Feliz cumple mes…

Feliz cumple mes…

Ya hace un mes que me volvieron a operar de la columna, y he decidido celebrarlo.

Quizá os parecerá una celebración más bien boba, y lo es, pero tras esta pequeña gran acción hay mucho más para mi. He escogido hacerme un regalo que significa comenzar con creatividad controlada, un pasito más al ánimo, la belleza, la superación, y una manera de crear algo en piloto automático porque mi piloto aún no está pleno, y es una manera de darme una pequeña golosina que me ayude a volver a despegar. Además, siempre me han gustado las puertas bonitas y rústicas, simbolizan la apertura al hogar que quiero, lleno de belleza y flores, elementos naturales y bienvenidas entre privacidad, donde se abren o no, según quién esté al otro lado. Se trata de toda una reflexión trascendental.

Mi dolor sigue latente, aún me queda un rato, no puedo realizar grandes hazañas (aún) pero puedo colorear momentos. Las noches son duras y por consiguiente, estoy tremendamente cansada, desconcentrada, rara, y por eso pintar con guía me puede ayudar a centrar pensamientos y relajar neuronas, y descansarlas, para reactivarlas progresivamente y sentirme bien.

Sigo luchando por levantar la espalda y el ánimo cada día, poco a poco, paso a paso.

¡Feliz primer mes de otra oportunidad!

Paciencia

Paciencia

Dios mío dame paciencia… ¡pero dámela ya!

Todo aquel que me conoce bien y me aprecia me dice lo mismo, que no tengo paciencia y que esta es la lección que la vida me ofrece por segunda vez, con esta experiencia y otras que me pone en el camino, y puede ser, el caso es que es una de las lecciones que más me cuesta aprender, sea como sea.

Tengo paciencia para algunas cosa, pero en general, no, no es mi fuerte. Vamos a investigar un poco más:

 

 

 

 

Representación renacentista de la paciencia.
«La constancia valerosa que se opone al mal, y que a pesar de lo que sufra el ser humano no se deja dominar por él»

Dicha palabra proviene del latín pati, que significa sufrir. De hecho el participio patiens se introdujo al castellano como paciente (en los hospitales) o «el que sufre».

Aristóteles en sus Éticas alude a esta virtud como:

«El equilibrio entre emociones extremas o punto medio: metriopatía. Con ella se consigue sobreponerse a las emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones. Para ello es necesario un entrenamiento práctico ante el asedio de los dolores y tristezas de la vida, una poliorcética, que fue desarrollada por filosofías posteriores, en particular el estoicismo».

La paciencia es un rasgo de personalidad prudente. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que piensan que las cosas que no dependan estrictamente de uno, se les debe otorgar tiempo.

Santo Tomás de Aquino considera no solo la actitud paciente, sino el hábito que facilita mantener esa actitud:

«La paciencia es una virtud que se relaciona con la virtud de la fortaleza e impide al hombre distanciarse de la recta razón iluminada por la fe y sucumbir a las dificultades y tristezas».

Quizá si, es el aprendizaje que debo hacer en esta vida, mi talón de Aquiles, algo que me provoca reacciones y acciones que me dificultan muchas cosas, porque no sé aguardar, esperar, gestionar emociones de forma paciente. Es muy probable que mus dolencias en la espalda sean por este peso, por acarrear esta carga que conlleva no ser paciente y esperar que el tiempo ocurra y discurra en cada proceso. Todo en la vida tiene sus tiempos, ahora estoy en el tiempo de la sanación y en efecto, debo tener paciencia para no saltarme los tiempos necesarios para ello y que eso provoque fatales consecuencias.

La cuestión es que debo aprender a esperar, y hacerlo con la mejor actitud en el proceso. No es solamente el resultado de esta enseñanza de vida, sino el mientras, el durante, y cómo lo encaro.

Si quiero disfrutar de las flores, debo saber esperar, y debo regarlas bien mientras tanto…

Mis flores pacientes – SD 480p

Dos semanas de mi operación

Dos semanas de mi operación

Dos semanas hace, si, pero a mi me parecen siglos… A pesar de que todo está siendo rápido, pues comencé con dolores antes de Semana Santa, el Jueves Santo 28 de marzo fui a urgencias por primera vez, el lunes 15 de abril cursé mi baja laboral ya con dolor insoportable y el lunes 22 de abril me operaron, a mi se me está haciendo pesado y largo… pero en realidad, dependiendo del prisma y la perspectiva, es poco tiempo.

Sigo con bastante dolor, dolores diferentes: las cervicales y el lugar de la operación, el corte en el cuello por donde me intervinieron que está totalmente inflamado, el lado derecho de mi cuerpo donde sobretodo el brazo sigue con los nervios pinzados, el estado de ánimo que también está pinzado, mi ojo derecho y lado derecho de la cara que hace unos días está inflamado por una estúpida casualidad que, gracias a Dios, nada tiene que ver con los nervios, la energía cansada…

Esta vez me está costando más tener la actitud optimista y social, esta vez, me he convertido en un bichobola. No lo puedo evitar, es el ánimo que tengo, a pesar de mis reflexiones. Y os aseguro que reflexiono, y busco la parte bonita de todo esto, pero esta vez se me hace más pesado verla. Eso compite con mi esencia, pues casi ni me reconozco, no estoy segura de que me ocurre dentro, pero puede ser también una secuela de mi proceso y supongo que también tengo derecho a flaquear, aunque no esté acostumbrada.

Tengo muchas personas y cosas bellas a mi alrededor, soy consciente y estoy agradecida, pero no saco ánimos para expresarlo y para sentirme mejor. Me preocupa, pues sé que la actitud es parte importante del proceso, y quiero encontrar ese ánimo, pero ¿cómo?

Creo que en este tipo de situaciones sería importante el apoyo psicológico y el seguimiento también, mucho, pues no solamente cuenta la sanación física, sino la emocional y mental cobran la misma o más importancia. Pero nos dejan a nuestra suerte, para lidiar con todo, solos, y con sensación de abandono por parte del ecosistema de salud que nos atiende, y me parece algo grave y delicado. Ojalá este presente que vivimos valorara más a las personas, y a las emociones, y no nos hubiéramos convertido en fríos, en dinero, en especulaciones y negocio, en asuntos… Ojalá mis doctores, la clínica Rotger donde me han atendido por segunda vez con un cuadro como el mío, con notas en rojo en mi expediente de “alto riesgo de tetraplejia”, fueran razón suficiente para intuir que este trance es traumático para mi y me ofrecieran acompañamiento psicológico por defecto, pues es lo que quizá el paciente no solicita por creerse más fuerte de lo que es y es recomendable, incluso imprescindible a su lucha y recuperación.

¿Por qué nos olvidamos de cuidar nuestros dolores emocionales y nuestras almas como cuidamos nuestros dolores físicos?

Supongo que pensaréis que si es el caso debo pedirlo y buscar esta ayuda, pero comenzar ahora otro proceso médico de listas de espera interminables, procesos burocráticos etc. no es lo que necesito, y mucho menos por alguien externo a mi situación. Creo que debería estar sincronizado con mis neurocirujanos y con el historial de mi caso puesto en común entre ellos y el profesional que me asignaran. Pero claro, supongo que eso sería en un mundo ideal figurado en mi mente…

El día 17 tengo cita con ellos, y a pesar de que me reciban con la frialdad habitual de los cirujanos exitosos que hacen la extraordinaria labor de operar a tanta gente, y de realizarlo con el tremendo éxito que marca su prestigio, trataré de transmitir mis emociones. Quizá consiga defender o despertar alguna reflexión en ellos, quizá les evoque o traslade a algún instante “Ratatouille” en alguna vivencia propia o de algún ser querido por ellos y pueda hacer que comprendan que, además de pedacitos de carne y desenlaces físicos exitosos, nuestras cicatrices por dentro y por fuera son muy humanas y complicadas de gestionar, y nos hemos puesto en sus manos totalmente perdidos y sin ningún control de la situación, y eso, es duro y frustrante, y necesita humanidad y empatía también.

Ya sabéis que este lienzo es un vómito de emociones y reflexiones, simplemente eso, y me ayuda a ponerlas en orden…

Gracias amigo, de San Nicasio al corazón, la mejor medicina…

Gracias amigo, de San Nicasio al corazón, la mejor medicina…

Y de repente llega un momento “Ratatouille” y tu mente viaja a un momento del pasado, uno de esos que son sensacionales, donde querrías estar, paseando con mi amigo por las callecitas blancas de Priego, que lo llenan las emociones y las personas que lo componen, y se te dibuja una sonrisa.

Es cierto que esta segunda experiencia con mis malditas vértebras me tiene esta vez compungida y muy enfadada, me cuesta buscar mi optimismo habitual, pues también estoy agotada de sentir dolor constante.

Pero el cartero llama a mi puerta…

Y de repente aparece alguien de ese momento “Ratatouille” y te recuerda que, efectivamente: “En los momentos difíciles a veces la felicidad la encuentras en las cosas pequeñas….” y encima te añade una coletilla muy suya:

“Marta, ponte buena, del tó, pa siempre”

Y entonces sonrío y pienso, en efecto, tener duendecillos como José Luis en mi vida es de esas cosas tan tan bonitas que todo cobra sentido, que merece la pena, que se disipan los males y que algo como mis patatas preferidas, las de San Nicasio, cambian mi perspectiva. Hoy mi estado de ánimo se refuerza porque esta caja que acaba de llegar a mi casa viene llenita del amor más puro: el de la empatía y de una ración de lo más valioso que tiene una persona, el tiempo y las ganas de invertirlo en proporcionar una sonrisa tierna y un momento de absoluta certeza de que ahí fuera, queda mucha humanidad, personas preciosas, y sentimientos bonitos como la amistad que mueven todo, que son el motor de la vida, que marcan el amor como la mejor medicina.

Gracias amigo, ¡no sabes cuántas! Aunque no lo creas y parezca desmesurado, esto es una parte muy importante de mi recuperación. Un golpe de humildad y resiliencia, de reflexionar, que lo necesitaba como el aire, para seguir guerreando con fuerza y positividad.

Gracias amigo, de corazón.

Una semana…

Una semana…

Hoy hace una semana que estoy en casa tras mi operación. Sinceramente me parecen meses…

Esta vez está siendo diferente también a nivel emocional, quizá no me siento tan bien, fuerte o positiva, no lo sé, pero lo estoy encajando peor.

Siento necesidad de estar sola, de sentirme acompañada, pero en la distancia, de estar sola en casa. De hacerme bichobola, en mi rinconcito. Es como si estuviera agotada de ser siempre fuerte, positiva y llena de polvos de hada, ahora necesito flaquear y sentirme casi casi miserable, y regodearme un poco en mi lamento, que también está bien, que también soy humana.

Estoy enfadada con mis cervicales, con mi dolor, con mis médicos o conmigo misma, no lo sé, pero el caso es que estoy furiosa. Y no quiero que nadie me vea así.

Hoy además me he despertado, por si no tuviera poco, con un ojo totalmente hinchado y más dolor, no sé si con un orzuelo o qué. Me duele toda la parte derecha de la cabeza y cara y me preocupa que pueda tener que ver con la situación de mi sistema nervioso derecho, o si tan sólo es la mala suerte combinada con un orzuelo o picadura o algo ligero pero vistoso y doloroso…

Parece que mi cuerpo se resiente y me pone freno, pero no entiendo las señales. ¿Por qué?

Estaba en un buen momento, luchando mi cambio profesional con tremenda ilusión, conociendo a alguien (que gracias a Dios se ha reflejado antes de ir a más, por mucho que duela, pero yo estaba muy ilusionada), me sentía delgada y bonita (e incluso acababa de comprar algo de ropa nueva), arreglando cosas en casa para hacerla aún más preciosa… en fin… ¿por qué la vida me está parando? ¿Con qué objetivo?

No lo comprendo, no entiendo el castigo, el aprendizaje, el dolor, tremendo, con nuevas cosas añadidas cada día que me frenan más y más.

Estoy paralizada porque, aunque intelectualmente estoy despierta, el sentir daño constante paraliza también la cordura, no poder apenas dormir dos horas seguidas paraliza el intelecto, la morfina agota las neuronas y movimientos, me vuelve lenta y espesa. Una cosa es escribir por ejemplo estos artículos privados y tardar dos horas, relajarme en mi escritura, pero para realizar otras tareas me siento demasiado pesada y densa. Por el momento poco puedo resolver, y ahora menos, con sólo un ojo.

El día 17 tengo cita con mis neurocirujanos, espero que me puedan dar respuestas a nuevos hábitos, a procesos, a cuidados, o no sé si a medicinas que me ayuden. No creo que este dolor constante de los nervios sea lo normal, no lo sé, pero yo me siento en deterioro, no en evolución. Quisiera que me ayuden a encajarlo y resolverlo. me podrían dirigir a urgencias a ver, pero es que por mi experiencia no creo me resuelva nada un médico general…

La parte psicológica es también densa, porque además de todo me siento con una especie de culpa por no estar activa, positiva y agradecida. Pero no lo estoy, esa es la verdad, y lo siento. No interactúo en las redes ni en privado, no tengo ganas. Supongo que también tengo derecho a hacerme bolita, pero no puedo evitar sentir que fallo a todos.

El haber escogido estar sola en casa es algo que mi entorno tampoco comprende, lo respetan porque no les queda otra, me vigilan y están pendientes en la distancia próxima, pero para ellos es incomprensible y dificultoso también, pero es lo que siento que necesito. Tengo movilidad, más que en la otra operación, me puedo apañar, y no sé explicarlo, no se trata de una falta de humildad de no poder pedir ayuda, de no dejarme cuidar, sino la necesidad de recogerme y estar conmigo misma y digerirme.

Lo siento, me disculpo, esta vez no lo estoy encajando tan bien, pero lo haré, dadme algo de tiempo, pues sólo hace una semana…

Otra cicatriz más…

Otra cicatriz más…

Dos meses antes de descubrir que me había roto de nuevo tenía un amor.

Uno de esos que era precioso, que me adulaba, que me regalaba palabras tan bonitas y me acompañaba de paseo a las nubes, que nada podía salir mal. Uno de esos a los que yo podía ser yo, y darle, y quererle, con todo lo que soy, con todo lo que doy, con todo lo que quiero.

Y me lo había ganado, a pulso, tras mi última terrible experiencia de traición y mentira, de dolor, me había ganado tener un amor bonito y disfrutar los aleteos de las mariposas.

Estaba pletórica, feliz. Estaba conociendo a una persona bonita. Nos gustaban las mismas cosas, hablábamos mucho, nos comprendíamos y hacíamos planes que iban mucho más allá del fin de semana, planes de vida. Él alentaba mi confianza, mi amor propio, y mi amor ajeno. Juntos empezábamos a ser más invencibles, más bellos, mejores personas.

Nos admirábamos con largas tazas de café o copas de vino en nuestro sofá de un rincón favorito o paseábamos a la deriva por las calles bajo la luz de los farolitos, para parar en algún resquicio a robarnos besos. Idílico.

Hasta que caí enferma, que el amor eterno se fue disipando en la indiferencia, hasta el silencio. Nunca supo si sobreviví o si necesité algo, nunca me apoyó o ayudó en forma alguna, no le importó si me sentía bien o mal, si se me complicó, o si sufría, nunca le interesó acompañarme, simplemente se desvaneció, y las promesas de amor incondicional y la certeza que me aseguraba sentir al haberme encontrado se convirtieron en nada, en medio de mi dolor.

Ya no sé siquiera si me duele más la columna o el corazón, no sé si la morfina ha mitigado también eso, pues ya es solamente una bruma de otro sueño que quiso ser y no fue, de otra promesa vacía más, de otra mentira … nunca comprenderé por qué despertó mi amor, sin intención de amarme.

Me ha obligado a lidiar con un dolor más, otra nueva cicatriz donde la rosa de mosqueta no puede suavizar, un dolor que se suma a mi recuperación, donde tenía que estar lo más fuerte posible, donde necesitaba toda mi energía positiva para sobrellevar mi post operatorio, y él, lo ha complicado.

Las decisiones y actuaciones de las personas crean consecuencias, deberíamos tenerlo en cuenta, la empatía debería formar parte de nosotros y nuestras formas de tratar y de actuar. Los valores y principios deberían considerar las conductas y sus consecuencias, el respeto al prójimo, y a uno mismo. Yo no comprendo estos comportamientos, que están a la orden del día. No entiendo muchos comportamientos sociales presentes, y seguramente hago también muchas cosas mal, pero intento ser coherente en pensamientos, sentimientos, palabras y actos. Intento no dañar a nadie conscientemente, nunca, y mucho menos, cuando ese alguien está en un momento tan frágil.

A pesar de todo, espero que la vida le ayude a encontrar esa coherencia, a pesar de todo, no creo que sea mala persona, solamente un cobarde más.

Comparo las dos experiencias

Comparo las dos experiencias

Esta mañana, desde mi habitación con vistas a las Ramblas, reflexiono y comparo mis dos experiencias, que afortunadamente no tienen nada que ver.

Hace cinco años el informe general interno de la clínica ponía una alerta en rojo de alto riesgo de posible tetrapléjica. Lo vi ayer, porque ni siquiera entonces era tan consciente de a lo que me exponía de verdad.

Esta vez no es así. No me han puesto 14 grapas en el cuello, sino varios puntos internos/externos. No me han puesto una prótesis de titanio en una vértebra, sino que han “apañado” lo que me queda de disco. No he estado 5 horas en la operación sino 2 y pico. No me he hospedado 5 días en UCI sino uno y medio. No he estado casi una semana hospitalizada en habitación, sino que creo que me dan hoy el alta (2 días). Puedo andar, y me acabo de duchar sola. Esta vez seré mucho más autosuficiente, y el dolor no es tan potente, de momento (quizá son las drogas, veremos cuando me las retiren). He tenido mucho dolor previo, eso si, más que la primera operación porque esta vez me ha pinzado todo el sistema nervioso derecho del cuerpo y eso duele mucho, pero ahora tras operarme tengo dolor soportable con los tramadoles, corticoides, paracetamoles y enantyums, la otra vez era terrible. Veremos al llegar a casa, sin goteos. Dormir sigue siendo una odisea, eso si, me despierto cada par de horas a lo sumo, y a las 4 ya estoy sentada en la butaca. No aguanto la cama.

Esta vez creo que mi recuperación no durará un año, lucharé por fortalecerme antes. Varios meses no me los quita nadie, porque no voy a arriesgarme, pero esta vez el dolor es más escaso e intelectualmente estoy mucho más despierta, cansada por no poder descansar como toca, pero más espabilada.

Esta vez la recuperación la haré en mi casa, con ayuda de los míos, la otra vez tuve que mudarme a casa de mi madre porque no podía valerme por mi misma. Esta vez quiero estar en mi casa, con ayuda, pero sola si puede ser.

Esta vez he vivido una experiencia más ligera, y estoy agradecida, mucho, porque cuando me dijo mi Dr. que esto se me había reproducido, me asusté mucho, me vine abajo, y esta vez pintaba a que no estaría tan positiva, sinceramente, pero saqué fuerzas y sonrisas y adapté mi actitud, y esta vez, también lo estoy viviendo bonito … ¿sabéis también por qué? Porque me he apoyado en vosotros…

¡Gracias! ❤️

Comparar UCIs y experiencias

Comparar UCIs y experiencias

Sentada aquí, en una fría esquina de una helada habitación de la UCI, y tratando de hacerme a la idea de donde estoy, lo que he vivido de nuevo, y lo que viviré cuando salga de este letargo camuflado por las drogas y las redes sociales que me tiene en una pequeña falsa euforia. Creo que esta vez ha sido mucho mejor y más leve, pero no tanto, veremos mañana en el despertar…

Eso si, una característica muy muy significativa para mi entre esta vez y la anterior aquí en uci es que en la otra mucha gente sufría, y se escuchaban gritos, llantos, sollozos y lamentos. Eso magnificó mucho mi sufrimiento, por empatía, por los demás casi más que por mi misma. Esta vez no es así. El ambiente de momento en la UCI es relajado y ameno, tanto en pacientes como en equipo, y eso marca una enorme diferencia. Se contagia el buen ambiente y las risas, y todos nos sentimos mejor.

Yo estoy mejor, me duele y me siento apaleada totalmente, sigue mi lado derecho del cuerpo resentido y pinzado, las cervicales resentidas y quejándose , y ahora se añade el dolor del corte en la garganta donde me han intervenido. Además, los pinchazos de pruebas de vías, extracciones de sangre, etc. y la vía existente de donde me gotea este estado de ánimo y falsa euforia.

Llevo también medias médicas muy densas y apretadas para evitar trombos, y también son molestas, y dan calor. Estoy incómoda.

Pero en general, todo está fluyendo bien, sigue su curso y soy una paciente ejemplar. Como he publicado a modo de broma en redes:

He conseguido del mercado negro de cosas bonitas de UCI con mis encantos lo siguiente: dos galletas maria (sin azúcar) + me han dejado ir al baño (no cuña) + me han dejado sentarme un rato + un yogurt desnatado + dos de las enfermeras me han contado confidencias sentadas en mi cama y me ha visitado el celador que me ha llevado a quirófano … ¡Soy una crack!

Nos dejan tener el mov, porque el Dr. dice que eso nos ayuda a sentirnos cobijados y recuperarnos mejor. Y tiene razón, me siento mejor con vosotros, con acceso a poder contaros mis aventuras, compartir, y recibir vuestro cariño y apoyo. La verdad es que me siento muy halagada y honrada, abrumada, es precioso recibiros y sentiros conmigo. ¡GRACIAS! No sé si merezco tanto amor, pero es tan bonito….

Desconozco si alguien me lee aquí también, la estadística dice que bastante gente lo hace, pero no se manifiesta nadie. No es que importe, en realidad este es mi diario, mi desahogo, mi saco se boxeo y mi reflexión, y eso es lo más importante.

Pasaré noche en UCI y mañana me moverán a planta. Espero que allí me sienta también bien, pues obviamente la medicación y cuidados menguan y se despiertan los fantasmas aletargados aquí gota a gota, sueño a sueño….

Mañana os cuento….

Efectos no se si secundarios

Efectos no se si secundarios

Llevo casi 20 días tomando opiáceos, morfina, corticoides… cuando se aconseja un máximo de 5 a 10 días.

¿Dolor vs efectos secundarios?

Pues depende… ayer dejé de tomarlos, porque hace dos días me duelen y sangran las encías; porque tengo hambre voraz y estoy inflada; porque mi pelo, uñas y ojos ya no brillan; porque me siento muy abatida; porque me mengua la energía que necesito para ser positiva; porque hoy me operan, y espero no necesitarlos más.

Pasar esta historia no es pequeño, y aunque sea mi segunda vez, una no está preparada para todo lo que conlleva, se prepara minuto a minuto, día a día, para combatir efectos como estos:

Morfinoides: náuseas, vómitos, dolor de cabeza, confusión, pérdida de energía, somnolencia, fatiga, inquietud, irritabilidad, debilidad muscular, espasmos o calambres. hambre, dolor de cabeza, sudoración, temblor de una parte de su cuerpo que no puede controlar, irritabilidad o dificultad para concentrarse. pérdida del conocimiento

Corticoides: incremento del riesgo de osteoporosis, inhibición del crecimiento, debilidad muscular, aumento de peso, aumento del riesgo de infección, diabetes melitus, catarátas y lentitud en el proceso de cicatritzación de las heridas. También alteraciones del humor y del sueño como irritabilidad, ansiedad, euforia, dificultad para dormir o insomnio y, en ciertas ocasiones, también puede ocurrir depresión, pérdida de memoria o disminución de la concentración. Físicamente adelgazamiento de la piel, pérdida de color en la piel y dolor intenso, aparición de estrías rojizas, atrofia de la piel y/o de telangiectasias (capilares).

Pero también hay efectos secundarios positivos, que es en los que quiero e intento enfocar, y que engloban y desembocan en un pensamiento de gratitud y esperanza: estoy viva y la vida merece la pena y es maravillosa, a pesar de todo, y la lucharé en sus efectos primarios: amor, belleza, valores, paz, bienestar, ilusión, sueños…

¡A por todas!

Caminar en el dolor

Caminar en el dolor

Dolor es una gran palabra, que abarca muchas cosas, pero sobre todo, comprende una falta de control que es lo que diría hay que trabajar primero para evitar nuestras propias auto represalias conscientes, e inconscientes, y su desarrollo en positivo.

Porque nuestra batalla por evitar el dolor se convierte muchas veces en un esfuerzo inútil, y eso es muy duro de gestionar. El sentimiento de fracaso en esta lucha contra el dolor nos genera, inicialmente, impotencia y un estado de irritación que influye en nosotros y quienes nos rodean.

Si sufrir dolor nos impide nuestra actividad normal, puede llegar a generarnos un sentimiento de inutilidad y de no ser necesarios para los demás, de una especie de desprestigio y fallo de cara a uno mismo y a la galería, de flaqueza, de frustración y eso es también complicado de digerir. En caso de que nos esforcemos en luchar contra ello para que nada cambie, si combatimos por mantener nuestra actividad y vida socioeconómica por encima de nuestras capacidades, podemos llegar a intentar mantener niveles de actividad similares a los que teníamos cuando no sentíamos dolor y en realidad eso estará muy por encima de nuestras posibilidades actuales, lo cual provocará un incremento de ese dolor, un empeoramiento, y entramos en bucle.

De ahí la búsqueda de reflexión para gestionar el dolor de la mejor manera posible, y desde todas las perspectivas: física, supervivencia, emocional, psicológica, social, económica, e incluso desde el mismo ego.

El dolor paraliza todo, no te permite dormir, no te permite pensar con suficiente claridad, te hace lento y espeso, no te permite relacionarte bien, no te permite prestar atención a casi nada, no te permite comer bien, no te permite estar guapa… y todo ello deteriora el amor propio, la seguridad, la paz, y la perspectiva. El dolor cansa, agota.

La actitud siempre hace mucho, eso está claro, pero resulta difícil potenciar la parte buena del dolor cuándo lo padeces. No obstante, también la tiene, y es muy potente, así que me he propuesto hacer ahora un ejercicio para reflexionar sobre este aspecto del dolor, puesto que intento que todo mi proceso se vaya basando en la parte positiva y eso me ayude a combatir mi momento mejor y con más actitud. ¡Vamos allá!

1· El dolor en primer lugar te ayuda a diagnosticar el problema, a detectarlo e identificarlo. Si no sintiéramos dolor, podríamos no estar a tiempo o empeorar mucho nuestra situación, por lo tanto, el dolor es un agente protector

2· El dolor te hace reflexionar. Provoca una pausa forzada y te hace pensar en ti, y eso bien aprovechado es también bello y necesario.

3· Te muestra tus límites, te da un golpe de humildad, te marca capacidades, y te enseña a combatirlos y superarlos, clarificando fortalezas y debilidades propias. De alguna manera, te pone en posición analítica, tanto racional como emocional, y te hace hacer una especie de DAFO y de plan de gestión de uno mismo y la nueva situación presente, con los matices de nuevos futuros etc.

4· Te muestra otro orden de prioridades mucho más coherente, realista, y te ayuda a ordenarlas en tu pensamiento, emociones y vida.

5· Te muestra mucho más clara la felicidad, y despeja caminos en los senderos de futuro, enseñando mejor lo que no quieres y lo que si, magnificando filtros.

6· Te hace centrarte en el presente y valorarlo más, sentirlo más, observarlo más, beberlo y aspirarlo con entusiasmo.

7· Mejora tus relaciones personales. El dolor hace que tus relaciones sean más comprensivas, empáticas, valoradas, respetuosas, afectivas y maduras. Más necesarias también. Incrementa tu generosidad, la capacidad de pedir perdón, la humildad y ayuda a expresar más el amor. También ayuda en filtrar lo que no suma, lo que daña, o lo que no comulga con los valores o principios de uno mismo en ese sentido.

8· Eleva la bondad y los valores , la empatía, la comprensión, la solidaridad, la compasión…

9· Te hace más maduro, más consciente, más asentado

10· Te enseña a valorar y mirar pequeñas cosas bonitas del día a día, que quizá en la vorágine pasaban desapercibidas y en realidad, conforman la felicidad y el bienestar

11· Provoca un estado de consciencia sensible superior y despierto

12· Motiva a la lucha por superarlo y a los propósitos, pero con cambios reales, pues cuando le ves las orejitas al lobo la cosa cambia de verdad, y esculpe nuevos aspectos de tu persona generalmente más positivos

13· Te hace valorar más a las personas a las que quieres, y que te quieren, y las hace mucho más bonitas

14· Despierta la creatividad, puesto que buscas maneas de distracción mental y ocupación, válvulas de escape

15· Te enseña a pedir ayuda, a dejarte mimar, a dejarte querer, te muestra con humildad que nadie es autosuficiente del todo y que la humanidad es imprescindible y muy potente

16· En mi caso, además, me muestra nueva música, pues es importante en mi mundo y la utilizo también como terapia. La música es una buena medicina para paliar el dolor.

Pasito a paso en mi dolor….

Y me doy cuenta que podía seguir desgranando cosas buenas sobre el dolor, y me parece precioso…