Ya son unos dos meses que emprendí la aventura de operarme de nuevo, como un dejavú.

Una de las cosas difíciles, a parte del dolor, es luchar por no entrar en bucle en la cabeza. Todos te hablan de la actitud, del ánimo, y el papel tan importante que ejerce, y estoy de acuerdo, claro, pero el bucle es un mal aliado y es inevitable, y requiere un esfuerzo combatirlo que se hace minuto a minuto, hora a hora, día a día, en cosas muy pequeñitas, y otras más grandes.

Cuando te guías por la recogida de basuras de los vecinos para ubicarte en día de la semana, y no eres del todo consciente de si estás reposando la espalda en una siesta o es de noche, te das cuenta de lo importante que es crear pequeños rutinas y estrategias para que no te coma el bucle y no pierdas la cabeza.

Por eso, yo me propongo una pequeña gran agenda que me permite pelear, con acciones y citas que puedo asumir física, pero también mentalmente. No dormir bien y descansar durante meses porque dormir duele hace que una esté tan cansada y espesa, que intelectualmente no esté plena, por eso he de generar pequeñas rutinas en las que pueda poner piloto automático pero que me permitan realizar cositas que den resultados, y por ende, me hagan sentir bien y útil, resolutiva.

Por ello, cada día limpio una pequeña zona de la casa: una estantería o algún rincón que no sea muy pesado ni de gran esfuerzo o postura: hoy tocan los cubiertos; cada día pinto algún pedacito de mi cuadro numerado, porque es un momento creativo controlado en el que no tengo que pensar y que viene guiado con los números, hasta que la postura me lo permite; cada día duermo ratos, puesto que las noches son intermitentes; cada día leo un pedazo de libro, para tratar la concentración (aunque no duro mucho porque mi razón no se centra); cada día hago mi ritual de belleza con rosa mosqueta para combatir la cicatriz del cuello, y de paso extiendo a cara, manos, pelo…en mi piel seca por las medicinas; cada día riego mi jardín, en pequeños viajes de regadera para no llevar peso, pero que siga verde; cada día intento echar un ojo a las redes sociales para estar conectada con la comunidad y las personas de mi entorno, incluso publico algo de vez en cuando para sentirme parte de ella; cada día peleo contra el bucle y a favor del ánimo…

No se puede evitar que la mente se vaya muchos ratos de paseo a quién sabe dónde, hasta que algún mensaje mimoso de alguien te trae de vuelta. Gracias a Dios que te traen de vuelta, porque si no, una se perdería en su soledad, sus recuerdos, sus añoranzas, sus sueños no alcanzados, y se mezclaría con los colores de su cuadro, hasta quién sabe cuándo…

La cabeza en una situación así también hay que cuidarla, como se pueda, como se sepa, no hay un manual de instrucciones, solamente instinto y sentido común, ganas y perseverancia en que el bucle no sea de desidia, procrastinación, o desgana. Hay que guerrear por la motivación y por dar apoyo mental al plano físico de la recuperación, que es igual o más importante.

Pronto volverá mi vida, y los bucles serán otros menos dolorosos. Soy afortunada de estar superando esto de nuevo y de tener consciencia de todo.