Dos semanas hace, si, pero a mi me parecen siglos… A pesar de que todo está siendo rápido, pues comencé con dolores antes de Semana Santa, el Jueves Santo 28 de marzo fui a urgencias por primera vez, el lunes 15 de abril cursé mi baja laboral ya con dolor insoportable y el lunes 22 de abril me operaron, a mi se me está haciendo pesado y largo… pero en realidad, dependiendo del prisma y la perspectiva, es poco tiempo.
Sigo con bastante dolor, dolores diferentes: las cervicales y el lugar de la operación, el corte en el cuello por donde me intervinieron que está totalmente inflamado, el lado derecho de mi cuerpo donde sobretodo el brazo sigue con los nervios pinzados, el estado de ánimo que también está pinzado, mi ojo derecho y lado derecho de la cara que hace unos días está inflamado por una estúpida casualidad que, gracias a Dios, nada tiene que ver con los nervios, la energía cansada…
Esta vez me está costando más tener la actitud optimista y social, esta vez, me he convertido en un bichobola. No lo puedo evitar, es el ánimo que tengo, a pesar de mis reflexiones. Y os aseguro que reflexiono, y busco la parte bonita de todo esto, pero esta vez se me hace más pesado verla. Eso compite con mi esencia, pues casi ni me reconozco, no estoy segura de que me ocurre dentro, pero puede ser también una secuela de mi proceso y supongo que también tengo derecho a flaquear, aunque no esté acostumbrada.
Tengo muchas personas y cosas bellas a mi alrededor, soy consciente y estoy agradecida, pero no saco ánimos para expresarlo y para sentirme mejor. Me preocupa, pues sé que la actitud es parte importante del proceso, y quiero encontrar ese ánimo, pero ¿cómo?
Creo que en este tipo de situaciones sería importante el apoyo psicológico y el seguimiento también, mucho, pues no solamente cuenta la sanación física, sino la emocional y mental cobran la misma o más importancia. Pero nos dejan a nuestra suerte, para lidiar con todo, solos, y con sensación de abandono por parte del ecosistema de salud que nos atiende, y me parece algo grave y delicado. Ojalá este presente que vivimos valorara más a las personas, y a las emociones, y no nos hubiéramos convertido en fríos, en dinero, en especulaciones y negocio, en asuntos… Ojalá mis doctores, la clínica Rotger donde me han atendido por segunda vez con un cuadro como el mío, con notas en rojo en mi expediente de “alto riesgo de tetraplejia”, fueran razón suficiente para intuir que este trance es traumático para mi y me ofrecieran acompañamiento psicológico por defecto, pues es lo que quizá el paciente no solicita por creerse más fuerte de lo que es y es recomendable, incluso imprescindible a su lucha y recuperación.
¿Por qué nos olvidamos de cuidar nuestros dolores emocionales y nuestras almas como cuidamos nuestros dolores físicos?
Supongo que pensaréis que si es el caso debo pedirlo y buscar esta ayuda, pero comenzar ahora otro proceso médico de listas de espera interminables, procesos burocráticos etc. no es lo que necesito, y mucho menos por alguien externo a mi situación. Creo que debería estar sincronizado con mis neurocirujanos y con el historial de mi caso puesto en común entre ellos y el profesional que me asignaran. Pero claro, supongo que eso sería en un mundo ideal figurado en mi mente…
El día 17 tengo cita con ellos, y a pesar de que me reciban con la frialdad habitual de los cirujanos exitosos que hacen la extraordinaria labor de operar a tanta gente, y de realizarlo con el tremendo éxito que marca su prestigio, trataré de transmitir mis emociones. Quizá consiga defender o despertar alguna reflexión en ellos, quizá les evoque o traslade a algún instante “Ratatouille” en alguna vivencia propia o de algún ser querido por ellos y pueda hacer que comprendan que, además de pedacitos de carne y desenlaces físicos exitosos, nuestras cicatrices por dentro y por fuera son muy humanas y complicadas de gestionar, y nos hemos puesto en sus manos totalmente perdidos y sin ningún control de la situación, y eso, es duro y frustrante, y necesita humanidad y empatía también.
Ya sabéis que este lienzo es un vómito de emociones y reflexiones, simplemente eso, y me ayuda a ponerlas en orden…