Un cielo regado de estrellas, una noche bella. Afloran emociones envueltas en canciones y la luna destella en el cielo, opuesta al suelo y al duelo, tras una nube melancólica que elude simbólica lo que fue y aquel traspié. Una copa de vino en el regazo que habla de un camino sin abrazos y contempla el firmamento desde su lamento, y sonríe, dando por hecho que los recuerdos están en barbecho y sintiendo que los hechos son cuerdos a pesar de todo, y que el lodo solidificará formando una escultura que perdurará en la locura, una estatua pulida por momentos que le darán forma a la nueva galería donde los lamentos sellarán una nueva vida de alegría, con muchas más obras que dejarán legado, duchas, hermosas e infinitas, en un futuro marcado de cosas bonitas. Está por llegar, y llegará. De una forma u otra acontecerá, y la copa de vino se llenará y mostrará un nuevo camino. Te tiendo mi mano, y no será en vano. Cógela y juntos llenaremos el decorado con un amor sagrado.
El meu Far. Aquell que confon la llum amb la foscor, que perd el nord ben en mig del clamor de cor, de la llar, d’estimar. Les ones del mar li diuen a on som, però arribar-hi li fa por, i triga massa, i jo, a la deriva sols cerc la llum de guia, sols pens l’abraçada que sospira per arribar a casa, perquè tot passa, perquè la llàgrima salada es confon amb l’onada del mar enfadat, confús, assenyalant el Far, aquell que em fa navegar i palpitar. I la gavina ens mira en la distància i plora, perquè té ànsia i li fallen les ales. I l’ona acarona la meva barca i plora, perquè raona aquesta demora i s’enfada i es cansa. I la llum es fa difusa i el Far abusa de la confusió, i tot balla amb el mar, i tot sembla una rebel·lió sense sentit que em fa perdre el nord, el sud i l’esperit. El meu Far, que em remou l’oblid i no em deixa partir, però tampoc s’hi queda, i què espera? Farà tard, pot ser, perdrà la llum, perdrà la pell, em perdrà a mi i el destí, de fet. I mentre faig voltes en el remolí d’esperança que m’il·lumini el camí i pugui arribar a ell, a terra, a la llar, dels dos, amb la pell i el cos, l’ànima i l’ona del mar. Amb ell, per sempre, amb ell, seva.
Fuego que quema las entrañas si no estás presente y enmaraña cuerpo y mente. Atraganta el alma y espanta la calma. Retumba nuestra vida en los quicios de las venas que envidian las penas y los atardeceres propicios escondidos en una lágrima, en un escalofrío y en los resquicios de placeres aún no vividos, fríos, sentidos y añorados, pulcros en impíos cual pàtina, y poblados de sentidos. Retumba nuestra historia y hace notoria la piel erizada cuando es pensada, cada instante, aplastante, con una conexión inexplicable cual hilo rojo e intachable brillo en los ojos. No estás y te anhelo, te añoro sin decoro, entre lágrimas y sátiras, pero se que vendrás y apartarás el velo que iluminará el camino y nuestro destino. Es tu misión, te lo dice el corazón que te grita estridente aunque tu falsa razón lo atormente y lo silencie. Te echo de menos, cada día, en cada vida, desde un tiempo eterno que me guía a tu encuentro, y tú sientes lo mismo, y también vagas en un abismo, de momento. Eres tú, eres luz, y cuando te sueño, despierto y cuando duermo, te siento. Soy yo, soy tu luz, soy tu mejor tormento y soy tú . Se que vendrás y cogerás mi mano, y el tiempo de antaño se detendrá en vano porque el infinito es para siempre y convierte un año en un doble infinito, dos hilos que se cruzan, que se sudan, que invierten las dudas y las asienten en un hilo único de ternura para siempre. Un hilo rojo, que acojo en mi seno, que es lento pero bueno, que es incierto y travieso pero se tatúa en los dos, y acentúa los pros. Pase lo que pase, somos eternos, y aunque ahora abrase, tú y yo somos nuestros…
Cuando la luna canta, anuda la garganta de una forma abrupta, casi corrupta, y por norma destruye la duda, porque te desnuda. Ya no sientes miedo, sólo con contemplarla, húmedo el corazón y el ojo se empaña, con razón. Es magnánimo su embrujo, y el ánimo cruje en una sonrisa sin prisa, perfecta, correcta, despierta. Cuando la luna vierte su magia convierte la melancolía en suerte, y no plagia la fantasía, sino que despierta el alma en una utopía en calma, abierta a la fechoría del amor y del color de la noche sin dolor, del derroche de pasión, y se alía con una canción que tarareas sin razón y con la que mareas la noche…
Ronroneos de un noche calmada a la luz tenue de la llama. Meditaciones inertes y paseos por los rincones del subconsciente. Si te escuchara ahora no lo creería porque me sorprenderías ensimismada en el recuerdo, aletargada en un espejo que me muestra mi alma y mi complejo. Un día tu voz se convirtió en eco y desde entonces tan solo eres algo que fue y no fue. Y a veces peco y doy algún traspié cuando vuelvo la vista atrás y casi te huelo de nuevo. Y a veces pretendo que ya no te siento cuando te veo y sonrío y miro al frente una vez más, y trato de mostrar mis ojos vacíos pero me sale mal. Algunas veces son cristalinos, otras opacos, o quizá sonrío de pena y lloro de risa, o aplaco la solera de la decepción que una vez sonó como una canción, y ahora ha dejado un halo de prisa por que ya no suene tu brisa, ni tu recuerdo, ni mi emoción. Me hago mayor, maduro, y aprendo de cada error y lo apuro para poder ser mejor cada día y en cada nueva melodía. Ya tan sólo eres eco, y yo sólo me mezo sola en el lecho…
(los dibujos son de Nonnetta, y me parecen preciosos)