Este año y medio de convalecencia, hecha bicho bola en casa, aprendiendo del dolor, me ha permitido mucha reflexión. Muy profunda.

Cuando la vida te obliga a frenar, a parar en seco, a ser resiliente, a combatir y enfrentarte a todos tus fantasmas que hacen fila para hablarte, día a día, hay una pregunta master que suena estridente en el silencio y deja muchos ecos: ¿Quién soy y cuál es mi propósito en la vida?

Es una pregunta tremenda, en mi meridiano de camino, en mi momento más vulnerable, blandita, herida, y en el silencio de la soledad más absoluta que suena tan estridente, me produce tal inquietud que me sumerjo de lleno en lecturas, investigaciones, videos, conocimiento de nuevas herramientas, indagaciones, reflexiones y un sin fin de cosas que me permitan darme respuestas. Me cuesta mucho concentrarme, el dolor hace mucho ruido, me encuentro mal, muy mal, pero he de seguir viviendo y he de buscar la forma de hacerlo en equilibrio con mi nueva realidad, y con la mayor dignidad posible.

Para ello, hay una pregunta muy intensa que rige mi investigación: si tú fueras amor ¿qué dirías? ¿Qué harías? ¿Qué decidirías?

Porque haga lo que haga, quiero siempre hacerlo desde el amor, no desde el ego u otros aspectos, sino desde los valores y principios que rigen el amor.

Lo cierto es que flaqueo muchos días, es tremendo vivir en el dolor, pero trato de conversar con mis pensamientos y sumergirme en los que son positivos, porque trato de reconstruirme en mi mejor versión, que solamente incluya belleza y buenos sentimientos, que se disipe la oscuridad de mi experiencia y se transforme en serenidad y aceptación, en paz, y en amor.

Y para poder producir amor, todo comienza por una misma y el amor propio. Por ello, tras esta poda que ha hecho mi salud en mi, me siento injertada y quiero que lo que resulte de mi nueva yo sea un nuevo brote vital, lleno de flores, y que de frutos reforzados y mucho más jugosos, sabrosos y bellos.

Soy consciente de que me queda un largo camino aun, dificilísimo, duro, atroz, pero lo único que puedo hacer dentro de mis limitaciones es pensar y positivizar mis pensamientos, y transformar mis emociones en belleza. No puedo ni quiero dejar que el agotamiento y la oscuridad sean latentes en mi nueva proyección.

Mi manera de expresarme tiene tres fortalezas muy puras y notorias en mi desde siempre: mi creatividad, mi sentido del humor y mi escritura. Son mis armas y mis armaduras en toda esta gran batalla que es la vida.

Dentro de mi dolor he creado un alter ego que es mi voz y me permite expresarme, se llama Pelusa, y es un reflejo de mi misma y de cómo me siento. Pelusa no tiene boca porque está en un momento de observación y de constante reflexión. Pelusa es mi niña interior, pero piensa en adulto, se ríe de la vida y sus durezas, es tierna y se mueve en un entorno bonito y de colores suaves, tiene el pelo alborotado porque todo lo que merece la pena en la vida, despeina, tiene su pronunciado sentido del humor ácido e inteligente, y va acompañada de su mariposa Berta. Berta representa a toda la red segura de apoyo que me acompaña en mi proceso de recuperación y resiliencia, es su metamorfosis y su conciencia.

No sé cuando podré volver a funcionar, ni cómo podré hacerlo. No sé cómo seguir sacando fuerzas para combatir con el dolor, con la atrofia, con la espesura, con las limitaciones, con los efectos secundarios, con la autoestima…

Ojalá pudiera volver a sentirme bien, dejar de sufrir, pero esta es mi realidad y he dejar tratar de transformarla en aprendizaje y en aceptación, e intentar crear cosas bonitas con estas nuevas herramientas que estoy aprendiendo.

Quiero volver a estar serena, estoy muy cansada, agotada, pero no derrotada.

Quiero vivir.

Mi propósito en la vida, desde el amor:

Soy Marta Bonet, una comunicadora inquieta que siempre ha unido pasión y estrategia. Tras años en hoteles y restaurantes, lancé Pepper Mallorca, la burrita embajadora de destino en un agroturismo de Mallorca. Su campaña se convirtió en caso de éxito mundial, catalogada entre las diez campañas de comunicación más influyentes del sector Turismo.
Ese hito me llevó a fundar Rebuzzna Comunicación, a impartir conferencias, formaciones, liderar cientos de proyectos, y a crear el primer posgrado en comunicación digital de la UIB (Universidad de las Islas Baleares).

Después de un periodo de salud largo y difícilque me obligó a detenerme, quiero regresar serena y renovada, con la coherencia como mantra: sentir, pensar, comunicar y hacer van de la mano. No estoy recuperada ni activa todavía: el dolor es latente, y vivo en un compendio de tratamientos físicos, mentales, emocionales y médicos. Aún no estoy lista para volver a la batalla, pero sí para la reflexión sobre mi reconstrucción.
Soy Ave Fénix.

Necesito un tiempo más y no sé  cuánto ni en qué condiciones podré regresar a mi vida. De hecho, no se si podré hcerlo. No sé cómo valdré ni cómo continuaré, no sé cómo hacerlo con dolor crónico y con tods mis secuelas. Pero sé que lucho como una guerrera, cad día, y que buscaré la forma de ser fiel a mis principios, valores y a mi nueva realidad, con dignidad. Y volveré a crear. Porque soy creativa, y eso es un sello que me define.

Mi propósito no está escrito en la vida laboral ni en el DNI, aunque esos papeles muestren las huellas de lo mucho que ya he caminado. Lo que en ellos se repite es una constante: emprender, crear, comunicar, dar forma a ideas y convertirlas en belleza.

He abierto hoteles y agencias, he creado y dirigido cientos de proyectos, fundaciones, eventos y personajes; he imaginado tantas cosas que después hice tangibles… Siempre con pasión, con esa mezcla de creatividad y servicio a los demás.
Y ahora, en este momento más lento y frágil, siento que mi propósito ya no es solo hacer, sino también serreconstruirme, aprender a sostener el dolor, dar voz a mi resiliencia y compartir lo aprendido.

Dicho de otro modo: mi propósito es transformar experiencias —las mías y las de mi tierra— en historias, proyectos y comunidades que inspiren, ilusionen y emocionen. A veces desde la empresa, a veces desde lo poético, a veces desde lo cotidiano, a veces a través de algún personaje.

La pasión sigue siendo mi ingrediente principal, y la comunicación, el eje de todo. La escritura es mi esencia, la creatividad mi gasolina.

Ahora soy una pelusilla, un pajarillo con las plumas mojadas, aprendo paciencia con óxido en la armadura. No estoy rota, estoy injertada, el dolor hizo poda y ahora todo lo que brota es  nuevo y esencial. La herida me hace crecer, y volveré con una nueva mejor versión de mi misma.