Día 2, Jueves .
Me desperté en Valencia, con una sensación rara de mezcla de miedo y entusiasmo, de ilusión y responsabilidad, de agradecimiento y respeto…
Amaneció con calor, con sol, con un día precioso. Juanra y yo fuimos a primera hora a desayunar ( no diré qué fue lo que desayuné porque me regañará más de uno…shhhh… solo hoy #ypunto ) y comenzamos la jornada con una reunión de dirección con Susana.
EL jueves no era un día muy denso, solo había programadas un par de actividades, la primera, una visita para pruebas de vestuario en Moda Carla. Me fascinó el concepto, pues son dos tiendas en una de dos generaciones, madre e hijo, madre modista e hijo a la moda, con dos conceptos de ropa muy diferentes. La madre tiene la mitad de la tienda enfocada a la moda más clásica, más italiana, más elegante, el hijo la otra mitad del local con moda fresca, joven, vanguardista y de fiesta, un cocktail perfecto.
Pero lo que de veras venden en este bi-negocio es amabilidad, es excelente trato, es asesoramiento, es atención…
Pasamos la mañana probando cosas, adaptando otras, eligiendo combinaciones perfectas, y salí de allí con una amplia sonrisa y admitiendo que esta vez me ha encantado ir de compras, aunque nunca me suela gustar. Las horas pasaron muy rápidas y la escena me transportó al momento compras de la película Pretty Woman, tal cual, idéntico, maravilloso. Me he reafirmado en mi sentimiento de gratitud por tener la oportunidad de vivir esta experiencia maravillosa.
Por la tarde, tras comer en mi segunda casa en Valencia: el Restaurante Sargantana ( donde junto a las nutricionistas Juanra me elaborará los menús de comidas y cenas cada día) ambos fuimos a lo que será mi hogar este mes: el hotel Holiday Inn de Valencia.
Me quedé sin palabras al entrar en mi habitación, puesto que es la habitación perfecta para esta vivencia. Lo tiene todo, pero además al entrar me sentí en casa, y eso con una estancia tan larga y compleja es imprescindible.
La tarde-noche me la tomé para mi, para instalarme, para deshacer maletas, para relajarme, para trabajar en pijama en mi ordenador durante horas hasta que una llamada al servicio de habitaciones solucionó la melodía de mi tripita y caí rendida envuelta en almohadones e ilusiones…