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Soy exactamente lo que nadie está buscando, pero es un buen momento, pues me hablo, me intento y no me lamento. Por fin escucho el viento y ando con mi mente y no con mis pies, poniendo mi alma del revés y sin tormento. Libertad vertiginosa que osa en la soledad y rebosa, pero es preciosa. Por fin renuncio a las losas de la incertidumbre y la lumbre huele a rosas y no a podredumbre, el hogar, la paz, me escucho y aprendo a amar mis momentos sin lamentos, sin derrumbe, sin tormentos. Y una copa de vino me muestra el camino, el destino, se lo que no quiero y aquello que vino no espero, más bien algo nuevo, distinto, que me permita un nuevo vuelo contigo. Estás an algún lugar y te puedo esperar, sumida en la soledad, y aunque no me estás buscando te diré algo, soy de verdad, soy tu igual, y te estaré aguardando.